domingo, 14 de marzo de 2010

EL CASCO ANTIGUO MANOS A LA OBRA

- Operarios de la construcción, camiones, grúas y andamios pueblan el otrora vacío centro de la ciudad

- Una cuarta parte de todas las licencias urbanísticas concedidas el pasado año en Logroño se concentran en su corazón histórico


Poco tiempo atrás, pasear por el Casco Antiguo de Logroño era respirar el aire de un tiempo pasado y casi decrépito. La quietud de sus calles evocaba más el silencio de los cementerios que la tranquilidad de un pueblo. Salvo algunas actuaciones puntuales, el corazón de la ciudad, el cogollo entre las calles Portales y Ruavieja, se caía a pedazos. Ahora, su fisonomía ha cambiado. La salud del centro histórico continúa siendo preocupante, pero hay visos de recuperación... y de trabajo.

El silencio de antaño ha sido sustituido por el trajín constante de máquinas, obreros y camiones. Edificios apuntalados, solares en los que han comenzado las obras de construcción (aunque todavía hay otros tantos abandonados a la maleza) y tráfico pesado son las nuevas constantes de estas calles. Según datos del Ayuntamiento de Logroño, una cuarta parte del total de licencias de obra solicitadas en la capital (215) corresponden a intervenciones en el corazón histórico de la ciudad. Un porcentaje récord que se mantiene desde el 2007.

Aunque, por ahora, la comparación más adecuada sería la de la reconstrucción después de un bombardeo, especialmente en tres puntos concretos: el entorno de la calle Mercaderes, el de Herrerías y el de la calle Carnicerías. Los tres deben representar el futuro del Casco Antiguo, pero no evolucionan al mismo ritmo.

En Mercaderes, el trabajo de los obreros es constante porque los plazos son cortos: en el 2011 deben concluir las obras de 45 viviendas y un hotel. Enormes brocas taladran el suelo mientras los obreros encementan los antiguos calados para conservarlos. Los escombros salen en camiones y los vecinos miran su devenir con una mezcla de curiosidad y molestia. «El ruido es constante, pero soportable», explica Teresa, vecina de la zona. «Lo preocupante es que no sabemos qué va a pasar con todo el patrimonio que se está descubriendo con los obras», reflexiona esta joven. El anejo Centro de Cultura del Rioja también toma velocidad y en poco más de un año debería estar acabado.



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